Siento anunciar que no se trata de una corrección matemática o física sino que me refiero a una frase atribuida al genial Albert Einstein. Parece ser que dijo que sólo el universo y la tontería humana son infinitas. Pues bien, yo creo que el ser humano tuvo un inicio y, es de suponer, tendrá un fin. Desde ese punto de vista la tontería humana no puede ser calificada de infinita.
Sin embargo, contemplando una pintada antitaurina en Ciudad Real, España, pienso que la tontería no es infinita pero si inmensa.
Y concretando un poco más...los autores o autoras de esas pintadas que, curiosamente, permanecen años y lustros y decenios en las paredes de nuestros pueblos y ciudades, se deben rebanar los sesos para llegar a esos elaborados argumentos que plasman por doquier.
Supongo que deben experimentar un gran placer y que, entusiasmados, se lo deben contar a sus amistades. Debe ser el fruto de grandes esfuerzos intelectuales, un tortuoso y pormenorizado trabajo que les lleva a afirmar: "tauromaquia: abolición" o "aquí financian la tortura de toros" y cosas por el estilo. Me recuerdan mucho a los versos más excelsos, a la poesía lírica más elevada, a lo más exquisito y selecto de nuestra literatura. Me imagino el esfuerzo demoledor de esas mentes privilegiadas, cómo deben quedar de exhaustos y, se me antoja como, después de semejantes hazañas, se deben pillar unas "birras" para celebrarlo.