Ayer, al empezar el paseíllo -ese momento mágico, precioso y cargado de matices y detalles que los buenos aficionados esperan y desean observar lo mejor posible- unos diez o doce fotógrafos salieron al ruedo, se pusieron delante de los toreros e impidieron que se pudiera disfrutar de semejante espectáculo.
Me pregunto si es frecuente y, además, si es legal. Desde luego los muchos fotógrafos que pagamos nuestra entrada tenemos derecho a disfrutar y a ver desde nuestras respectivas localidades sin merma alguna. Curiosamente esos fotógrafos estaban luego en en el callejón, mucho mejor ubicados que los demás y con más posibilidades de sacar primeros planos de los toreros.
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