domingo, 26 de abril de 2015

Los veganos vuelven a hacer el ridículo y provocar en el ruedo de la Maestranza de Sevilla, con el toro muerto.

Los veganos vuelven a hacer el ridículo y provocar en el ruedo de la Maestranza de Sevilla, con el toro muerto. Justo cuando el torero Juan José Padilla acababa de matar al primer toro de la tarde dos personas saltaron al ruedo, se quitaron las camisetas y corrieron luciendo sus absurdos mensajes antitaurinos escritos en sus cuerpos. De una bolsa uno de ellos sacó un cartel con unas consignas parecidas y una dirección de internet y el otro fue cogido por dos policías nacionales. El primero consiguió llegar  a su objetivo, el toro de 580 kilos y más de cuatro años de edad, ya muerto, al que se tiró para abrazarlo. Allí fue cogido y sacado del ruedo. 
En un tendido otra persona debió desplegar otro cartel, que le fue retirado por un vigilante de seguridad.
La bronca y el aluvión de insultos no se hicieron esperar pero el incidente no duró más de dos o tres minutos y la salida del segundo toro hizo olvidar la provocación de estos ¿activistas? que tan mal eligen a su público o su audiencia. ¿Que por qué digo activistas con interrogantes? Porque para mí un activista es una persona que dedica su tiempo, su esfuerzo y su inteligencia para luchar pacíficamente por unos ideales o por una realidad en la que cree y , lo que de verdad quiere, es conseguir sus objetivos y no ganar fama, hacerse notar, provocar reacciones adversas y hasta enemigos. Un verdadero vegano debería estar más preocupado en poner sus pies y su voz en un colegio, por ejemplo, que en una plaza de toros en la que, excepto los curiosos turistas, todos los presentes están a favor del toreo y lo sienten como algo muy profundo...tanto o más, quizás, como ellos pueden sentir el respeto de la vida de los animales.
Un vegano de verdad podría conseguir seguidores hablando, reflexionando, explicando, dando ejemplo, escribiendo...pero no provocando a miles de personas lanzándoles consignas de lo más absurdo. Lo que hicieron es el ridículo, un vano intento de conseguir popularidad en el peor escenario posible. 
Me pregunto qué pasaría si en una convención vegana irrumpieran unos defensores de la Tauromaquia, unos ganaderos o unos cazadores, por poner tres ejemplos, acusándoles de asesinos por quererles quitar el pan de sus hijos...
En fin, actuación ridícula vegana...



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