El jueves, 24 de julio de 2015, a las 10 de la noche, hora portuguesa, tuvo lugar una corrida de rejones con forcados. Se trataba de un homenaje con motivo del centenario de la asociación de Amadores de Santarem. Toreaban Pablo Hermoso de Mendoza, Joao Moura hijo y Joao Ribeiro Telles. A escasos metros de la puerta grande de la hermosa y decimonónica plaza de "Campo Pequeno", se escuchan gritos de antitaurinos con su lema "abolisao..."
Tras el paseíllo, en el que la aparición de Pablo Hermoso produjo verdadero fervor, se procedió a guardar un minuto de silencio por un forcado fallecido recientemente y a la celebración de un breve acto de imposición de medallas e intervención de un delegado del presidente de la República de Portugal.
Al inicio de la corrida un subalterno sale a la plaza con una banderilla más larga y de decoración con brillos metálicos, que ofrece al rejoneador. Este la recoge con la mano derecha pero por detrás de la espalda.
Sale el toro, con un peso de unos 650 kilos, y los cuernos enfundados con algo parecido a cuero. No hay burladeros y la plaza está llena, habiéndose colgado el cartel de "esgotado". Son muchas las cámaras de televisión que se ven en Campo Pequeño así como a otros tantos fotógrafos y fotógrafas en el callejón, alguno con guantes blancos.
Tras varios pares de banderillas se despide el rejoneador y saltan a la vez los ocho forcados al ruedo. Un subalterno coloca al toro en el extremo opuesto al que se encuentran los protagonistas. Se sitúan en una especie de fila de la que se distancia hasta el centro del ruedo el cabo, el encargado de citar al toro y aguantar su embestida -llamada "pega"-con el cuerpo. En la plaza no se oye un ruido y son momentos de gran emoción. El cabo grita, se contonea y termina por acercarse más hacia el toro, agarrándose a su cabeza y siendo desplazado a gran velocidad, arrollando al segundo forcado y siendo parado por el resto. La plaza vibra y se rompe en aplausos y gritos. En los rostros de la gente se ven la tensión, el miedo y la gran alegría y la risa al salir todo bien. El toro está totalmente paralizado por los ocho forcados y un torero. Uno de los forcados lo sujeta por el rabo. Todos menos este se retiran y el toro inicia un movimiento casi circular para deshacerse del que le sujeta, que se agacha con los pies estirados y se deja llevar, describiendo círculos. El toro se para y el forcado lo suelta, incorporándose y quedándose muy cerca, desafiante.
Enseguida saltan al ruedo otras dos personas con trajes diferentes y unas varas largas y terminadas en una punta de hierro. Salen los cabestros, con los cuernos coronados por una especie de bolas de metal dorado.
El toro vuelve al toril y se inicia una fase de agradecimiento del rejoneador, su cuadrilla y del cabo. Según haya sido la actuación, se darán más o menos vueltas al ruedo, dependiendo en realidad de los aplausos y la insistencia del público.
Prosigue la corrida. Los tres rejoneadores han hecho una gran faena en sus dos toros. Los forcados han colmado las expectativas del público y salvo un buen golpe contra las tablas de uno de ellos, que tuvo que ser conducido a la enfermería, el resto de su actuación ha sido muy brillante, con algunos "vuelos" y una actuación que requirió dar dos vueltas más al ruedo al cabo.
Los forcados salieron por la puerta grande después de que toda la plaza, en pie, cantara el himno nacional.
El cabo de los Forcados Amadores de Santerem, Diogo Sepúlveda, en la pega del primer toro.
Los forcados salieron por la puerta grande después de que toda la plaza, en pie, cantara el himno nacional.
El cabo de los Forcados Amadores de Santerem, Diogo Sepúlveda, en la pega del primer toro.
Pablo Hermoso de Mendoza, el cabo de los Forcados Amadores de Santarem Diogo Sepúlveda y un subalterno, dando la vuelta al ruedo, tras el primer toro.
En este enlace se puede leer una crónica muy acertada de la corrida, en portugués.Una pena que tanta emoción se viera totalmente turbada por el "cuasi-robo" de la Empresa Municipal de Estacionamiento de Lisboa, EMEL. Por eso, decimos, ¡Lisboa, nunca más!
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