Sigo pensando lo mismo sobre el toro de la vega de Tordesillas...Ha pasado un año desde que escribí unas líneas sobre el tema y me ratifico. Me sigue pareciendo mediocre el papel de Wyoming y su "trup" y no entiendo el seguimiento mediático y esas noticias del tipo..."hoy ha muerto Rompesuelas..." Pensaba yo que primero y fundamentalmente, muy fundamentalmente, estábamos las personas. Hace unos días parecía que nuestro sistema de valores se venía abajo por la muerte de un niño de tres años -con la cara pixelada, por cierto-y ahora la noticia, el notición, es la muerte de un toro de seis años. ¡Lamentable!
martes, 15 de septiembre de 2015
domingo, 13 de septiembre de 2015
¡Vaya veranito de noticias sensacionalistas antitaurinas!
¡Vaya veranito de noticias sensacionalistas antitaurinas! Ha resultado curioso que la inmensa mayoría de noticias de la televisión de los últimos meses haya tenido que ver con las cogidas de corredores de encierros o de toreros. Se ha producido un seguimiento exhaustivo, como no se conocía, de las víctimas mortales de los festejos populares taurinos. Evidentemente se trata de sucesos muy graves y que se debe hacer todo lo posible para erradicarlos por completo pero mayor gravedad y mayor incidencia desde todos los puntos de vista tienen las muertes por accidentes laborales que, salvo una temporada en la que hubo un verdadero seguimiento mediático, volvieron al olvido. ¿Y qué decir de causas de muerte como los suicidios, el consumo de drogas, la violencia de todo tipo o las de los inmigrantes en sus viajes a nuestra tierra de promisión? Se nos podría informar del dolor humano en cualquiera de sus facetas...del arrinconamiento de nuestros mayores, enfermos o discapacitados, por citar algunos ejemplos. Se podría hablar de los accidentes mortales o con secuelas incurables de los llamados deportes de riesgo...y llevar la cuenta anual, como se hace con los corneados o golpeados por los toros. En fin, son solo unos ejemplos.
Se podría haber pensado en dar alguna noticia positiva como algunas faenas que pasarán sin duda a la historia del toreo. Se podría entrevistar a los miles y miles de personas que se sienten felices de ir a los toros, que esperan con gran interés que llegue el día deseado de la corrida de su pueblo o ciudad o la de su ganadería preferida o elegida...Se podrían captar esas curiosas imágenes de grupos de gente viendo los toros en la tele de determinados bares o a los típicos aficionados leyendo las crónicas taurinas en los bares de costumbre. Y ¡porqué no grabar y proyectar esas curiosas escenas de chicos y chicas jóvenes yendo a los toros con gran emoción y con ganas de aprender! O la de esas madres que llevan a sus hijos a los toros y cuando acaba la faena los sacan a los ruedos con un capote o una montera y les hacen unas fotos. En fin, en los toros y en los espectáculos taurinos hay, efectivamente, peligro de muerte. Pero hay muchas más cosas que se olvidan a diario. En los toros hay incluso ternura, que nunca se ve reflejada en la televisión. Habrá que decírselo a quiénes corresponda. Una cosa es que nos callemos y otra muy distinta que no nos enteremos.
Sobre la manifestación en defensa de la Tauromaquia de Valladolid de septiembre de 2015.
El pasado sábado, 12 de septiembre de 2015, tuvo lugar una manifestación en Valladolid en defensa de la Tauromaquia. Parece ser que asistieron nueve mil personas, según la noticia aparecida en la página de la revista Aplausos.es. El lema de la pancarta que encabezaba el acto reivindicativo era "En defensa de la Tauromaquia. Prohibido prohibir".
Evidentemente todo el mundo es libre de manifestarse a favor o en contra de lo que quiera. Sin embargo, desde mi punto de vista, las manifestaciones a veces no surten los efectos deseados e incluso, en ocasiones, suponen un deterioro de la imagen propia o de la causa que se defiende.
En el caso de Valladolid no puedo hablar y puede que allí la situación concreta haya llevado a tomar esta medida pero desde otras provincias como Ciudad Real parece sencillamente que no es la mejor opción. No creo que se consiga ningún objetivo y sí se produce un efecto de "entrar al trapo" sin tener ninguna necesidad. Se dice que el mayor desprecio es no hacer aprecio y esa creo que debe ser la actitud de los aficionados y profesionales del toro y del toreo. Si llega el caso, habrá que denunciar ante las autoridades los hechos que pudieran ser constitutivos de delito pero lo que nunca debemos hacer es caer ante la provocación de una minoría, que es lo que más desean los antitaurinos. Y precisamente porque se trata de una minoría no merece la pena buscar la confrontación ni llevar a cabo medidas contra ellos, aunque sean puramente simbólicas. Lo que si habrá que hacer es conseguir mejorar la situación -en muchos casos y aspectos, lamentable o, como mínimo, muy mejorable-para que miles y miles de personas vuelvan a los toros. Habrá que plantearse que se ha estado haciendo mal para que tantas y tantas plazas estén sencillamente, medio llenas o, a veces, casi vacías. Interesaría especialmente generar el interés por esta actividad cargada de valores culturales, históricos, estéticos, patrimoniales, artísticos, económicos y ambientales. Es mucho más importante no seguir perdiendo aficionados que dar la réplica con las mismas estrategias que las de quiénes quieren acabar con la Tauromaquia. En realidad es de vital importancia organizar actos de tipo divulgativo, cultural, artístico, patrimonial...que puedan motivar y atraer a las generaciones de jóvenes que no están tanto en contra como que desconocen por completo este mundo.
Dicho esto y llegado el momento, quizás sea necesario manifestarse pero cuando se hayan dado esos pasos de los que hablo. Quizás, en el caso vallisoletano ya se hayan dado y en mi caso sea un atrevimiento hablar pero lo expuesto podría servir para otros lugares de España.
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