Aunque no lo parezca hay "enemigos" de los toros que incluso visten el traje de luces. Pueden ser toreros, picadores o subalternos. El hecho de no hacer bien su trabajo, de no cumplir el reglamento taurino escrupulosamente o el demostrar malas artes y picardías supone que algunas personas se sientan engañadas.
Hay picadores y subalternos que jalean al público contra la decisión del presidente de la plaza para que se pida otra oreja, por ejemplo. Se suelen tapar, con poco éxito.
A veces, el subalterno corta, o intenta cortar, los trofeos, sin ser su función y a veces sin que hayan sido concedidos. Es otra estrategia para animar al público y condicionarlo.
Sobre una corrida de Ciudad Real de 2013, el catedrático de literatura y escritor de un libro de tema taurino, Benito Pedraza, criticaba esta práctica en una de las tertulias del Ateneo.Podemos ver del subalterno de las dos fotografías iniciales con esa actitud tan apuesta de silbar escondiéndose, siendo parte interesada.
¿Y qué decir de los subalternos que se encaran con el público? ¿Con los que llegan a amenazar a la alguacil y al público? No es necesario contestar. Esto ocurrió en la tercera de feria de Ciudad Real de 2014 entre el subalterno "Jarito" - F.C.- de la cuadrilla del rejoneador Miguel Ángel Martín, y Lourdes, la alguacil de la plaza.
En fin, con taurinos así no hacen falta enemigos ni prohibiciones.
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